Por: Jorge Mejía Martínez
Mi personaje del año 2010 en Medellín es la Personería. No hay oficinas públicas más demandadas por la comunidad que las del piso 11 de la Alcaldía municipal. La gran mayoría de tutelas que se gestiona en los juzgados de la ciudad provienen de los funcionarios del Ministerio público local, que con diligencia atienden las preocupaciones de los ciudadanos por la violación de sus derechos. Cuando alguien me cuenta su angustia por la negligencia de alguna EPS para acceder a la atención médica, por ejemplo, no dudo en recomendarle la Personería. Si quiero tener información estadística veraz sobre alguna manifestación delincuencial en Medellín, recurro a la Personería. Creo en su independencia y objetividad.
La Personería acaba de publicar un tabloide de 60 páginas sobre la “Situación de los derechos humanos en Medellín 2010”, tal como lo ha hecho en los seis años anteriores. La visión que tiene la entidad sobre los Derechos Humanos es universal, integral, tal como los conciben las Naciones Unidas: igual de valiosos son los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, colectivos y del medio ambiente. “todas las personas tienen derecho a tener todos los derechos, sin distinciones de ningún tipo”. El Informe es la principal herramienta de información para quienes aspiran gobernar el territorio luego de las elecciones de octubre de 2011, desde la alcaldía, el Concejo Municipal, la gobernación o la asamblea departamental.
El primero de los 18 campos temáticos abordados por la Personería es el de “la ciudad detrás de los espejos” parodiando un video comunitario de 2008 que muestra la crudeza del hambre y la marginalidad en Medellín. Es un asunto estructural, no de coyuntura. La Personería considera necesario llamar la atención sobre “qué pasa en la ciudad con el asunto de pobreza y equidad, dado que los indicadores sociales de Medellín presentan un problema grave que refleja la existencia de dos ciudades que conviven precariamente, la Medellín del primer mundo, en la que sus habitantes viven con las garantías que todas las personas debiéramos tener, mientras a su lado sobreviven casi tres terceras partes de la población, en condiciones de pobreza y marginalidad que no se pueden desconocer”.
En Medellín el 79% de los habitantes pertenecen a los estratos 1 ,2 y 3. El 10,2% de los pobladores viven en la indigencia y el 38,4% en condiciones de pobreza, según los cálculos del DANE. La desigualdad no se reduce: entre la comuna uno o popular y la 14 o el Poblado hay una diferencia de 17 puntos según la encuesta de calidad de vida 2009. El coeficiente de GINI o indicador de desigualdad para Medellín es de 0,566 – si está cerca del cero indica que hay igualdad o al contrario si está más cerca del uno- lo que ubica a la ciudad como una de las capitales más inequitativas en la distribución de la riqueza en el país. La Personería llama a un debate público sobre el modelo de desarrollo impulsado en los últimos años y sobre “la responsabilidad que debe adquirir la Alcaldía en el tema social y en especial en lo concerniente al empleo, pues lo que se ha hecho hasta el momento evidencia no ser suficiente”.
La discusión es fundamental y con alcances nacionales, porque si por acá llueve, por allá no escampa. La pobreza y la miseria de los colombianos, no ceden, se incrementan. El fracaso del modelo nacional de desarrollo se constata en Medellín más que en ninguna otra parte. Sin que se malgaste el presupuesto municipal, cada vez más grueso y orientado a la inversión social, la pobreza, la miseria y la inequidad, son las reinas de la ciudad. Los recursos públicos se observan y palpan en las comunas populares, pero las gentes no perciben que su calidad de vida esté mejorando. ¿Será posible atacar a fondo la pobreza y la miseria, tal como se ataca la criminalidad, desde el ámbito local? También cabe una certeza: el próximo alcalde de Medellín deberá ser quien mejor sepa conminar al gobierno de la Unidad Nacional, para que la inequidad social sea el gran blanco a derrotar.