Jorge Enrique Vélez G.
Medellín se ha destacado, entre muchas otras cosas, por tener unas de las mujeres más bonitas del país, donde la cultura del maquillaje dentro del sexo femenino hace parte de ese “picantico” que hace que los colombianos y extranjeros que nos visitan, expresen lo afortunados que somos los paisas de vivir en una ciudad al lado de mujeres espectaculares que, con o sin maquillaje, siguen siendo igual de bellas.
Lo que es totalmente inconcebible y de lo que no podemos sentirnos orgullosos es que en Medellín se hayan maquillado cifras y realidades durante los últimos años para ocultarle al país la situación real que se estaba viviendo en nuestra ciudad. Lo abominable de la estrategia, es que se efectuó buscando que el alcalde de la época se fuera convirtiendo en candidato a la Presidencia de la República, escondiendo lo que estaba pasando en nuestra municipalidad, donde si hubiésemos contado la verdad no estaríamos lamentando la muerte de más de 200 conciudadanos.
Este disfrazado entorno de seguridad, fue lo que obligó al presidente Álvaro Uribe a llamar la atención del actual alcalde en un consejo comunal reciente, aseverándole que será el Estado quien asuma el liderazgo de la seguridad de Medellín, pues el gobierno no va permitir que en manos de la Alcaldía y utilizando cortinas de humo, se dé al traste con la política de seguridad democrática que se inició con la recuperación exitosa de la Comuna Trece, hace algunos años.
Es claro que el tema no termina solamente en ese maquillaje absurdo donde se invirtieron millones y millones de pesos en artículos y fotografías en revistas de opinión y Jet-Set para destacar la imagen de una persona y no la gestión de una ciudad que, de un día para otro, pasó de la esperanza a una guerra intensa que nos tiene con unos índices comparables a las épocas tristes y aciagas del narcotráfico dos décadas atrás.
Es en este instante cuando los medellinenses debemos exigir explicaciones claras sin apasionamientos y sin cortinas de humo, evitando estrategias distractoras que pretendan desprestigiar a la fuerza pública, a la fiscalía, a la dirigencia que hace oposición, haciendo ver un “complot” contra el alcalde en un intento por revocar su mandato; lo que no solo es salido de toda realidad, sino que se convierte en un “apantallamiento” creado para obviar la falta de liderazgo en aspectos de seguridad y que hoy no nos permite conocer, como Medellín pasó de ser una de las ciudades más tranquilas del país a ser una de las más peligrosas en las últimas estadísticas.
Lo lamentable es que dentro de estas mismas cortinas de humo se quiera seguir dividiendo la ciudad entre los “buenos” que apoyan a Fajardo y Salazar y los “demás” que tenemos el carácter de denunciar lo malo de sus administraciones que, como la inseguridad, la movilidad, las deficientes construcciones de 10 grandes instituciones educativas, las pirámides de la Oriental y el gran fracaso del proyecto Metroplús, son realidades que deben ser manejadas con la verdad ante la ciudadanía, para poder evaluarlas y darles soluciones concretas, pues fueron manejadas con dineros públicos de todos los medellinenses .
Qué mala señal estamos dándole al país pero, por fortuna, fue el mismo presidente Uribe quién “removió” el maquillaje y “abrió” las cortinas hacia una realidad que nos permita hacer de Medellín una ciudad con esperanza.