Margarita María Restrepo

Por: Margarita María Restrepo

Hace algunas semanas, en un evento académico sobre el reclutamiento forzado de menores de edad por parte de los grupos armados organizados al margen de la ley, plantee la exigencia para que las Farc devolvieran al 100 por ciento de los niños que tienen en sus filas a más tardar el 11 de agosto de este año.

Así mismo, me propongo presentar en la próxima legislatura un proyecto de ley que establezca que el 11 de agosto sea decretado como el día en el que Colombia le rinda honor a los miles de niñas y niños que han sido reclutados contra su voluntad por las organizaciones armadas ilegales.

Leo en algunos medios de comunicación que las Farc anunciaron que los próximos días desvincularán de sus filas a 15 niños que tienen en su poder. Dicho anuncio es una muestra más del cinismo con el que la guerrilla afronta su responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad que ha cometido a lo largo de los años.

Claro que nos genera alegría y sosiego que haya 15 niños que en los próximos días vayan a regresar a sus hogares y puedan reunirse de nuevo con sus padres y hermanos. Aquella es una importante noticia, pero no es suficiente.

No podemos conformarnos con 15 menores de edad desvinculados. Acá la consigna es una y solo una: los queremos a todos por fuera de las filas del terror. No podemos conformarnos con 15, ni con 100 o 200. Necesitamos que la guerrilla les devuelva la libertad a los más de 2 mil niños que tienen esclavizados y sometidos a los más horrorosos e inenarrables vejámenes.

No faltará el incauto que caiga en la trampa y salga a celebrar la devolución de los 15 menores de edad. No podemos dejar que la emoción que la libertad de esos pocos niños nos produce termine por desenfocarnos de nuestra misión primordial que consiste en lograr la libertad de todos y cada uno de aquellos que han sido reclutados forzosamente.

El anuncio de la guerrilla responde a una macabra estrategia política tendiente a enviar mensajes que induzcan a error a la opinión pública colombiana y a la comunidad internacional.

Espero sinceramente que el gobierno de Juan Manuel Santos no se deje enredar por sus contertulios de La Habana. No es admisible que la guerrilla intente hacer creer que devolviendo a 15 niños que seguramente hacen parte del grupo que fue reclutado hace pocos días, queda subsanada su responsabilidad penal imprescriptible e imperdonable por este crimen que, insisto, no solo ofende a la sociedad colombiana sino que se constituye en una grave violación contra la humanidad.

Bienvenidos los 15 menores cuya liberación fue anunciada. Espero que el proceso de devolución sea discreto, seguro y expedito. Que la guerrilla no utilice a estos menores para hacerse propaganda y que su regreso no sea utilizado para montar un espectáculo mediático.

Quiero dejar en claro que aquella liberación no coartará la convicción y el compromiso que he adquirido de trabajar con denuedo para lograr la liberación de la totalidad de los menores en poder de las estructuras armadas ilegales.

Así pues, a la guerrilla de las Farc aún les queda un mes para dar una verdadera muestra de paz devolviéndole la libertad a los más de 2 mil menores de edad que han sido reclutados a la fuerza y que hoy, sin ninguna razón, se ven obligados a militar en las filas narcoterroristas de las Farc.