Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez

Empiezan aireando con sus vallas, camisetas y visitas a barrios. Convocan a periodistas a desayunos, con algunos almuerzan y con otros toman traguito en fincas o los invitan a sus casas. Llaman a los amigos, conocidos y parientes de los tantos contactos que tienen en una agenda o en la memoria del celular. Buscan a como dé lugar la foto con el expresidente. Tienen varios avales de partidos políticos, pero no se saben cuál les conviene más y prefieren en algunos casos, la consulta interna. Hacen cuenta de las personas que tienen en su equipo y de cuantas conexiones se pueden hacer efectivas a la hora de un voto. Hablan con diputados electos, con concejales en ejercicio, con funcionarios que puedan darles información confidencial. Algunos llaman a los alcaldes amigos de los diferentes municipios. Empiezan con las reuniones en su sede de campaña. Programan agendas especiales y  reuniones con los cuadros más representativos de sus campañas. Algunos de ellos esperan que desde Bogotá les den el aval para poder recibir los fondos del partido político y no depender tanto de las donaciones, las rifas y las tantas triquiñuelas que deben de hacer para no pasar el tope de los dineros de campaña. Sin imaginarse y como por arte de magia, llegan a su campañas, los tipógrafos y los maquilistas de camisetas para la campaña. A los días cajas de publicidad, camisetas, gorras y viseras para promover la mejor pose fotográfica de campaña. Hacen todo lo posible por conseguir varias sedes en barrios y municipios vecinos. Medellín es el centro principal para la campaña a la Gobernación. Los municipios vecinos agrupan la otra parte de la población. El resto de Antioquia la manejan con los contactos y con los favores que les deben. El candidato en Medellín, procura por hacer pactos con los concejales que demuestran credibilidad en sus barrios, con los días, le coquetea al líder cívico y empieza con reuniones acercándose a la comunidad que espera ansiosa la solución a tantos problemas que los aqueja, la tanta desigualdad social de una ciudad que se ufana de lo mucho que no tiene. Algunos candidatos hacen bonita pareja y se sintonizan con lo que ambos seleccionan o creen que es lo más conveniente para salvar ambas campañas. Otros candidatos hacen mucha alharaca en sus precampañas y hasta se ufanan de estar terminando sus estudios de maestría y doctorado como si eso les diera votos o los electores los escogieran para ser decanos de facultad. Algunos candidatos se prestan para ser los bufones de partido y prestan sus nombres para hacer con ellos una consulta interna. Se desgastan mas no gastan ni un tinto en esas campañas de consulta que suenan más a pactos de negocio electoral. Cuantos votos pones y cuantas cuotas yo te puedo cumplir. Y si yo llego en que me puedes acompañar. Te puedo sugerir algunos nombres para tu equipo de inmediatos secretarios. Cuantos partidos se pueden juntar a nuestra campaña. Esas son las consultas internas. Para algunos candidatos la fórmula es  tener un buen aval. Aunque la foto importe, lo más importante es la imagen de la gente en la calle.  Ya el semáforo no es buena idea. La agotaron los que salen. Las actuales campañas tendrán mucho de lo mismo que ya conocemos. Hablar de pobreza, hablar de equidad social, de educación y de seguridad. Algunos candidatos hablaran de hacer vivienda y otros de pico y placa. Otros se centraran en lo que dejo de hacer y no hizo su antecesor. Otros harán con su fórmula de campaña una ruta de temas para no descuidar cualquier voto que ambos pierdan. A los candidatos a la Gobernación y la alcaldía se les sumaran un ejército de listas a la asamblea, al concejo y a las juntas de acción comunal, que de seguro, si son buen equipo saldrán ganadores con el esfuerzo de muchos y el aval del partido. Y al seguro ser ganador, la consigna es descabecemos los traidores. Fumémonos el habano, destapemos el licor que no gastamos en campaña,  pactemos los acuerdos que tenemos y aprovechemos este cuarto de hora que nos dan los electores para hacer con los dineros públicos lo que bien a nuestros planes y proyectos desarrollemos. Salgamos en las mejores revistas nacionales y locales, paguemos las mejores páginas de periódicos, renovemos nuestros canales regional y local,  vendamos la imagen de una ciudad metrópoli y de un departamento que es el más nombrado de Colombia. Paguemos las mejores encuestas. Salgamos en las semanas santas, inventémonos ferias, conferencias  y festivales. Y hagamos de nuestros proyectos políticos no una suma de partido sino una casualidad en medio del azar. Eso más o menos es una precampaña y campaña a la alcaldía de Medellín y a la Gobernación de Antioquia. Y que conste que esas son las percepciones de los estudiantes que me ponen a conversar de estos temas.