Jaime Jaramillo Panesso

Por: Jaime Jaramillo Panesso

Como una pista que permite pensar en un acuerdo algún día futuro, la mesa de diálogo en La Habana dio a conocer, en un extenso documento de nueve páginas, las directrices que deberá tener, una vez firmado el Acuerdo Final, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición (CVCNR) que será parte de un sistema integral que se acordará en la Mesa para satisfacer los derechos de las víctimas, con mecanismos judiciales y extrajudiciales. La Comisión tendrá tres objetivos: esclarecimiento de lo ocurrido, el reconocimiento voluntario de responsabilidades individuales y colectivas, reconocimiento por parte de toda la sociedad en las violaciones e infracciones y promover la convivencia en los territorios. El principal mandato de la Comisión es esclarecer las responsabilidades colectivas del Estado, del Gobierno y demás poderes públicos, de las Farc, de los paramilitares y cualquier otro grupo que haya participado en el conflicto.

La CVCNR tendrá once comisionados que serán escogidos por un comité, de una lista de postulados mediante un procedimiento desconocido. Pero el comité de escogencia se dice que estará compuesto por nueve personas: tres por las Farc, tres por el Gobierno y tres más serán los delegados de sendas personas u organizaciones que acuerden en la Mesa. La Comisión de la Verdad tendrá una duración de tres años.

El énfasis o característica de la CVCNR es el manejo de un proceso extrajudicial (PEJ), puesto que como lo han señalado las Farc no darían “un voto de confianza al sistema judicial colombiano (SJC) ni a simples promesas sin garantías de sus instituciones corruptas”. El surgimiento de esta Comisión revela las líneas estratégicas farianas: convertirnos a todos los colombianos en responsables de la violencia y el terror, por acción o por omisión, calificación que nos iguala a ellos. Por lo tanto todos debemos perdonarnos entre sí, no habrá víctimas ni victimarios, ni vencedores ni vencidos. Arrepentimiento simultáneo que se denominará Reconciliación (R). La periodista Diana Calderón señalaba lo siguiente en uno de sus escritos “Verdad o Venganza”: “cuando la pretensión de una de las partes firmantes es casi convertirla en una comisión de la venganza, en la que el Estado asuma sus responsabilidades solamente…..el proceso de la verdad está minado”.

Adelantar esta propuesta de CVCNR con tiempos indefinidos por venir, es un distractor mediático, ante la parálisis en el debate sobre la imputabilidad en los delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra que quedarían a cubierto con la pretendida Constituyente y con la Comisión de marras.

Nunca sabremos la verdad real de los hechos criminales cometidos en esta larga historia de la violencia porque muchos autores han muerto y se llevaron el conocimiento. Porque los sucesos se pierden en la frágil memoria de los humanos. Porque la verdad depende de la lente con que se mire. No existe en los fenómenos sociales una verdad objetiva. La verdad en las ciencias exactas son verificables y temporales mientras avanzan los investigadores hacia una nueva verdad. Pero los sentimientos, la ideología, las creencias, la subjetividad solo darán lugar a un tipo de verdad que no es toda la verdad. A sabiendas de lo anterior, la Comisión podrá servir como un paño de lágrimas a las víctimas. En tal caso será útil como instrumento sicosocial. Las Farc y sus pares del gobierno tienen fe en esta fórmula:

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O en un lenguaje entendible: “CVCNR es la Comisión de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición. PEJ es Procesos Extrajudiciales. SJC es Sistema Judicial Colombiano. 3 a es tres años de duración. R es reconciliación y PED Paz Estable y Duradera.

La metodología de la Comisión, así quede en manos de personalidades “neutras”, se puede convertir en unas audiencias espectáculo con graves derivaciones sociales y políticas. Además ¿quién va a obligar a cualquier ciudadano colombiano a que se presente ante esta Comisión? ¿Cambiará o suspenderá el gobierno las normas penales y constitucionales que permitan el libre actuar extrajudicial a la Comisión? La justicia colombiana de la ley 975 ha condenado a las AUC y tiene una verdad judicial recogida y estudiada durante diez años. Los historiadores de la Otra Comisión mostraron su ejercicio académico y político. Tenemos por lo tanto una verdad histórica. Falta más verdad de las víctimas y falta toda la verdad de las Farc y del Eln. Son las múltiples dimensiones de la verdad. Por eso no existe una verdad verdadera. Quede como quede la Comisión y sus objetivos, no obliga sino a los firmantes. Los ciudadanos colombianos, sus empresas, sus oficinas y consultorios, sus familias y los poderes distintos al Ejecutivo no están obligados al espectáculo que quieren las Farc y sus aliados internacionales y criollos. Vade retro, Juan Manuel.